Este domingo el mítico técnico del Manchester United cumplio 25 años al frente del equipo rojo, una cifra a la que ningún otro entrenador en la historia del fútbol ha podido alcanzar en el alto nivel. Ni siquiera otra leyenda como Matt Busby (también “sir”), a quien sobrepasó el 19 de diciembre del año pasado, estableciendo el récord de permanencia al frente de este equipo. La historia de un líder sindical de los astilleros que luego se convertiría en Sir.
Ferguson nació el último día de 1941 en Govan (hoy un distrito de Glasgow), Escocia. Desde sus primeras épocas ya estuvo ligado a la pelota (como delantero), ya que en 1957, con 15 años, se enroló al Queen’s Park, un equipo semiprofesional escocés. Por eso debió combinar deporte con el trabajo entre los buques, donde se convirtió en líder de los trabajadores portuarios. Siguió jugando en su país, haciéndolo dos años para el Rangers (allí, polémica por su esposa católica en equipo protestante), y cuando luego le ofrecieron ir a jugar a Inglaterra, se negó porque su mujer no quiso cambiar de país. Se retiró joven, en 1974, siendo jugador-entrenador de un ignoto cuadro escocés, de donde nunca había salido.
Entonces empezó su exitosa carrera como técnico, esa que habla de su irascibilidad con los jugadores en sus primeras épocas. De todos modos, fue recién con su tercer equipo, el Aberdeen, con el que se consagró en su país y en Europa, a principios de los 80. A mediados de esa década dirigió algunos partidos de la selección de su país, entre ellos el repechaje con Australia (ganó), más el correspondiente Mundial de México, donde no pasó de fase (nunca Escocia pudo hacerlo), incluido el 0-0 con Uruguay (último partido).
Pocos meses después lo contratan del United, en Manchester; pocos podían imaginar cómo iba a terminar todo el asunto. Menos con la realidad que tenía entre manos: un equipo que no ganaba nada importante y con varios jugadores sumidos en el alcohol y fuera de forma (su principal preocupación por entonces). A pesar de que impuso disciplina y promovió a varios juveniles, le costó levantar la primera copa.
Su primer título llegaría recién a mediados del año 90, obteniendo la FA Cup. Un año después el primero internacional: ganó la Recopa europea (desaparecida; se disputaba entre los ganadores de las Copas de cada país). La primera Premier Leage fue en 1992-93. Y a partir de ahí una historia llena de gloria y títulos que sería imposible repasar. Entre ellos, doce Premier (actual campeón), dos Champions (la primera, a pesar ir perdiendo 1-0 en tiempo reglamentario), una Intercontinental y un Mundial de Clubes. En total, 37 títulos en 25 años.
Además de logros en la cancha, consiguió varias distinciones por su labor en la cancha y fuera de ella, como cuando la reina Isabel II lo nombró Sir (caballero) por su contribución el deporte, distinción que solo unos pocos privilegiados consiguen. Aunque también tuvo de las otras: en cinco ocasiones fue multado por criticar a los jueces, debiendo abonar en total 75 mil libras esterlinas. Y también estuvo siete años sin declararle a la BBC tras un informe de ésta en contra de un hijo suyo (empresario de jugadores y acusado de malas prácticas), cosa que se cortó el último 25 de agosto tras reunión con el director.
Dentro de poco cumple setenta años. Mientras le dé la salud, seguirá estando ahí, asegura; en el tapete, mascando algún chicle. “Hay muchos ejemplos de gente que se retira y se va al cielo antes de tiempo. Porque cortás con aquella cosa que te mantiene vivo”, se defiende. Y de sus 25 años en el Man-U dice: “Un cuento de hadas”. Por último, termina por imaginar como será su ‘retiro’: “Me estoy preparando para los próximos 25”. Mejor final imposible.
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