Histórico. Esa palabra se ha puesto muy de moda en el argot del futbol nacional. Hay algarabía y hasta euforia en el clan porque conseguimos, por primera vez, 6 puntos en una ronda eliminatoria mundialista.
Supongo que tengo que decir, ¡Bravo!, para que no se cuestione mi nacionalismo, sin embargo, después de ver cómo se desempeñó el equipo nacional en sus cuatro partidos no me queda más que cuestionar el supuesto avance que algunos pregonan hemos tenido de la mano de Enrique Llena.
Fuimos a Dominica y vencimos como visitantes. Esto nos llenó de esperanzas y avivó la fe en el trabajo que ha estado haciendo el cuestionado DT, sin embargo, sabíamos que la prueba de fuego sería ante Panamá.
Con un estadio abarrotado dando muestra fehaciente de que la afición crecerá en la medida de los buenos resultados, Nicaragua brindó un buen espectáculo, cómo negarlo si pudo lidiar con el ímpetu canalero durante 90 minutos, y es más, a ratos osó en encararlo de tú a tú.
No obstante, seguimos reflejando las mismas debilidades de siempre: falta de juego creativo, carencia de habilidad en la marcación, no hay jugadores que sepan achicar espacios y sobre todo, aún no tenemos anotadores certeros, excepto Leguías, que marcó dos en la eliminatoria.
El 2-1 hizo que muchos siguieran soñando, porque gustó el juego a grandes rasgos, sin embargo, para otros como yo, el hecho de que no hayamos podido anotar en esos 90 minutos significaba algo, y más significado tenía el que nos hayan marcado dos tantos por fallas pueriles de nuestros defensores.
Muchos no lo quisieron aceptar y siguieron creyendo en San Llena, es más, vieron en los escépticos a los grandes enemigos del futbol casero. Los días pasaron y la hora de la verdad se marcó en el Rommel Fernández: Panamá se encargó de demostrar nuestro gran avance al volcarnos una marejada de goles que hasta mareado dejó al Pulpo Espinoza.
¿Qué pasó? Para mí no pasó nada, simple y sencillamente se rompió el espejismo y quedó al descubierto nuestra incapacidad ante equipos de mayor nivel. Es más, desde el primer momento critiqué la estrategia de tratar de doblegar el cerrojo defensivo de los canaleros, que cuenta entre sus líneas a un jugador probado como Baloy, con un solo hombre en punta. Hubo quienes me llamaron atrevida por cuestionar la decisión de Llena, y no respondí, soy solo una aficionada, los expertos son otros.
POR LETZIRA SEVILLA
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