Antonio Mohamed - "El día que pueda recordar a mi hijo con una sonrisa, volveré a ser feliz"

En pleno Mundial 2006, después de ver Alemania-Argentina sufrió un grave accidente automovilístico. Perdió la vida de su pequeño hijo, Faryd, de apenas 9 años. El "Turco" se salvó de milagro, le sacaron parte del brazo izquierdo y casi le cortan una pierna. "Lloro todos los días".

A veces, una crónica dice más cosas que una entrevista. Habla el "Turco" Mohamed y cuenta cómo es el infierno: "Todo pasó cuando terminó el partido con Alemania. Éramos un grupo de 12 amigos. Yo, el último día antes de viajar decidí llevar a mi hijo Faryd al Mundial, porque él me lo había pedido como regalo. Habíamos alquilado dos motorhome unos seis meses atrás y nos dividimos. Eran las 5.25, ya era de día, había un sol fuerte. Veníamos por el carril derecho en una autopista de 3 carriles y un Mercedes Benz nos chocó por atrás a 190 kilómetros por hora. Nuestra camioneta se abrió en 2, la parte de atrás quedó dando vueltas en la ruta y la de adelante cayó hacia una calle. Cuando yo estoy en el accidente, me pongo de pie y veo mi pierna caliente, la miro, estaba colgada tipo película. No podía caminar y le tiraba cosas a mi hijo, que estaba a unos metros, para ver si reaccionaba. Finalmente un amigo lo buscó debajo de los escombros de la camioneta y tenía vida. A mí, cuando me hicieron tomografías, me dijeron lo que tenía, triple fractura expuesta en la pierna y las costillas quebradas. Yo estaba en un hospital, a 30 kilómetros de mi hijo. Faryd sufrió golpes durísimos, el más fuerte en el cráneo. Lo intervinieron, le abrieron la cabeza porque seguía creciendo el cerebro. Tenía órganos dañados como el hígado; cuando lo desenchufaron, dejó de respirar, lo preveíamos y lo pasamos con él".

 
Hay que respirar y tragar saliva para seguir el relato de aquel tipo que era feliz en una cancha, que se animó a calzas, aritos, tinturas y vinchas multicolores cuando nadie se animaba. Sigue el "Turco" Mohamed: "Cuando fue el accidente, yo iba durmiendo y siento un golpe, y después como que te tiran en una bolsa a un sótano vacío. Veo el accidente, los gritos. A mí me operaron y cuando me iban a hacer otra operación, detectaron una infección; ahí me asusté bastante. Aparte de todo esto, me hicieron un injerto, me sacaron parte de mi brazo izquierdo porque al ser tan fuerte el golpe, todas mis arterias y venas desaparecieron, quedó el hueso, nada más. Si no hacían el injerto, me tenían que cortar la pierna".>

-Para conseguir esta entrevista a solas para El Litoral hablé, además de con un conocido en común como Marcelo Rojas, con Patricia, tu esposa...-(Interrumpe con su respuesta la otra parte de la pregunta...) Mi esposa fue la que me bancó, fue mamá y papá al mismo tiempo. Me hubiese gustado estar con mis otros 3 hijos, pero ella tuvo la fortaleza para atender en pie a los chicos; Patricia es de fierro, la amo con toda mi vida. Ahora quiero seguir encarando la vida con fortaleza pero con un dolor que nunca se va a ir. Tengo un dolor adentro que en los primeros días no sabía si Dios existía o no, que era todo mentira. Igual creo en Dios, trataré de recuperarme y cuidar a mis otros tres angelitos.

"No se debió jugar"

Viernes Santo con una lluvia nada santa en la ciudad. El Hotel Hostal está, como gran parte de Santa Fe, sin luz. "íCómo llueve, no!", le sale al "Turco" Mohamed desde adentro.

-En tu primer retorno, el "Zurdo" Verdirame me dijo que te sobraban ofertas jugosas en dólares de clubes de México, sin embargo largaste todo de la noche a la mañana y volviste a dirigir gratis a Huracán.-El sentido de pertenencia y las raíces son cosas que uno nunca puede perder en la vida. Cuando el corazón tira, uno no lo puede controlar. Trato de seguir el instinto, de serle fiel al sentimiento. Entonces, estoy acá en Huracán trabajando y esperando coronar en junio esta revancha personal que tengo para ascender. Si no se da, le dejaré el lugar a otro.

Alma y corazón dañados

De aquel jugador insoportable a este entrenador sólido y a este tipo maduro que hace varios largos silencios antes de responder. La lluvia sigue castigando el amplio ventanal del Hostal que da a San Martín, pero lo que es peor, castiga mucho más a los santafesinos.

-¿Cómo anda el alma, la mente, el corazón...después de lo que te pasó, "Turco"?.-Es complicado, es un momento muy duro. Es el golpe más bajo que puede recibir un ser humano. Todos los días la lucho, tengo mis momentos de bajones, de lágrimas, pero siempre digo lo mismo: "El día que vuelva a recordar a mi hijo con una sonrisa, voy a volver a ser feliz; mientras no, mientras lo siga recordando con lágrimas, voy a sufrir. Tengo la fuerza para encarar el día a día, para dirigir un equipo, para conducir a mis hijos a ser felices, a mi familia también. Pero tengo momentos de caída que a veces me tocan en un entrenamiento, en medio del entrenamiento o antes de un partido, pero trato de superarlos y darle para adelante. Es lo único que me queda. A mí, los jugadores me dan mucha energía positiva.

-Hablás mucho de "energía". ¿Qué tan importante fue para un personaje público del fútbol como vos el apoyo de todas las hinchadas? Porque hasta los de San Lorenzo te ovacionaron...-Me parece que son muestras de cariño que las voy a guardar conmigo toda la vida y fue algo que me dio muchas fuerzas para darle para adelante en el día a día, porque lo cotidiano es muy complicado.

-¿Qué pensaste, en su momento, cuando Passarella perdió su hijo en un accidente o el profe Córdoba encontró a su pequeño ahogado en la pileta de su casa?-Durísimo. Cuando fue lo de Passarella, me acuerdo, intentaba poder ponerme en lugar de él y recuerdo que miraba a mis hijos que eran chiquititos y decía "Yo me muero si me pasa algo así, porque es imposible no poder volver a tocar a tu hijo, no poder volver a verlo". Pero bueno, después cada uno reacciona como reacciona cuando le pasa algo. Por eso te dije recién, te tiene que pasar. -¿Alcanza "Turco", como en el fútbol, con sólo "poner huevos" o hay que ponerse en manos de profesionales?-Mirá, yo voy al psicólogo, tengo ayuda profesional. Pero cuando vuelvo en el coche, del entrenamiento a casa, me quedo solo y lloro solo. En la habitación de un hotel, estando concentrado o en mi casa, lo mismo: lloro solo. Hago mi duelo personal todos los días. Trato de no involucrar a nadie, trato de llorar para descargarme y a la vez recargarme de energía para seguir todos los días encarando la vida.

-Se habla de la tristeza del domingo a la tardecita, que es cuando mucha gente va a leer esta nota en El Litoral. ¿Hay un momento de la semana, un día o un horario que sea peor que otro para vos, "Turco"?-No, lo que pasa es que yo en mi casa tengo el recuerdo constante. Está la pieza del nene como estaba... están las fotos... está todo. Es convivir con eso todo el día y hay momentos duros. A mí me pega fuerte cuando vuelvo a mi casa, cuando vuelvo de un entrenamiento o cuando vuelvo a la tarde o la noche, solo, después de algún viaje largo. Es el momento más complicado y estoy solo, pero la voy llevando bastante bien.En este punto, antes de la última pregunta, es necesario aclarar que en una entrevista concedida el año pasado a la revista "Caras", la madre de Mohamed contó que el "Turco" hizo cremar los restos de su hijo Faryd y los conserva en su dormitorio. -¿Cómo se llama este pequeño que va con vos a todos lados, anda corriendo por el hotel con la camiseta de Huracán y apareció varias veces en esta charla?-Se llama Nayib, es el más chico. ¿Sabés lo que pasa...? Este enano es igual al otro, tienen casi todos los mismos gestos y eso me trae muchos recuerdos de Faryd.


Fuente: Darío Pignata

El Litoral

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