“Las tristezas vienen solas, mis alegrías vienen contigo”, reza una pancarta celeste en la curva norte. El partido es malo, aburrido y lento, a pesar de la cancha regada por Hoyos. Bolívar no tiene gol, luego tras el tanto de Zé Carlos se borra del partido. Blooming es un equipo a la medida de Aragonés, timorato. Miro el “trapo” y no dejo de pensar. Las leyendas de los hinchas en la malla hablan de pasión, victorias, goles, sentimiento, fidelidad, amor, resistencia… ¿Cuándo se colaron las tristezas? ¿Retrata esta pancarta un sentimiento identitario de los bolivianos? “Cuidado con la tristeza es un vicio” dijo una vez Gustave Flaubert, el autor de “Madame Bovary”. Guillermo Hoyos, el técnico de Bolívar, colocó otra vez un 4-3-3 con Rudy de enganche y la tripleta Abdón- Zé Carlos-Marcelo Gómez en punta.
Me gusta este esquema para jugar en casa pues atacas con cuatro jugadores más los laterales que suben. ¿Tiene Hoyos los jugadores para esta táctica? No. La “Academia” paceña carece de un nueve goleador (dicen que lo de Ferreira con el Valladolid se cae) y no tiene un punta por fuera que vaya por la banda derecha (el “Chelo” Gómez no es la solución). Y Abdón, reconvertido en extremo izquierdo, el viejo puntero, no es tan letal como cuando arranca desde atrás. Hoyos está haciendo pruebas (por el lateral derecho ya han pasado tres hombres), intentando encontrar jugadores a su esquema preferido. ¿No será mejor mirar lo que tiene y luego encontrar un sistema? En este fútbol loco los plazos son muy cortos. O encuentras rápido hombres y esquema o te vas solo. Bolívar, tras la mejora de la Copa, ofrece su cara más triste. Cuidado, puede ser un vicio.
Comentarios