La rumorología se disparó. Trascendió que Inglaterra había caído en primera ronda. De nada le sirvió a los ingleses movilizar al Príncipe Guillermo, a David Cameron y a David Beckham. También se supo pronto que Qatar había ganado para 2022, porque lo anunció Al Jazeera mientras el notario trasladaba el sobre con los ganadores de la sede de la FIFA al Messezentrum de Zúrich. Poco más había trascendido hasta que casi media hora más tarde del horario previsto, a las 16.30, Blatter abrió el sobre lacrado. "La decisión no la sé ni yo", dijo mientras los nervios se apoderaban de lLa rumorología se disparó. Trascendió que Inglaterra había caído en primera ronda. De nada le sirvió a los ingleses movilizar al Príncipe a platea. Para entonces, Villar seguía convencido de que en 2018 el Mundial volvería a España. Pero no, ganó Rusia.
De nada sirvió que los inspectores de la FIFA hubieran subrayado en su informe de evaluación las distancias entre las sedes, que llegan a los 2.480 kilómetros de Este a Oeste, y la necesidad de construir 13 de los 16 estadios propuestos y renovar los otros tres (solo en instalaciones Rusia tendrá que invertir 2.800 millones). La FIFA no resistió ante el dinero ruso y muchas de sus grandes fortunas ligadas al fútbol, caso de Abramovich. Además, la rusa es una veta futbolística a explotar, mientras que los mercados inglés, español, holandés o belga ya están lo suficientemente consolidados. El resultado de las votaciones en la sede suiza de la FIFA huele a petróleo y gas, a inmensas fortunas de dinero, pero también a apertura de nuevos mercados. Conscientes de cómo está el patio económico mundial, resulta evidente que la FIFA ha apostado por la financiación privada, garantizada tanto por Rusia como por Qatar, que se llevó el Mundial 2022.
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