Hay ciclos que se terminan por malos resultados. Otros por malas relaciones entre algunas de las patas de la mesa. Y otros porque simplemente se decide ponerle un punto final a las cosas antes de que empeoren.
Este último fue el que, al menos, parece que quiso hacer Gareca desde un principio. Hace varios meses que el entrenador de Vélez, que tiene contrato hasta diciembre, viene insinuando que dejará su cargo cuando se le termine su vínculo. ¿Motivos? No le gustan los ciclos largos (ya lleva casi dos años en el club) y cree que es mejor irse por la puerta grande que por la puerta de atrás. De hecho, siempre dijo que quería darle un título más al club (ya ganó el Clausura 09) antes de irse. Hoy, ese anhelo parece esfumarse: si bien es escolta quedó a cinco puntos del líder.
Por eso, más allá de los últimos resultados, ya se olfateaba un alejamiento cercano del Tigre. Sin embargo, sus dichos no son lo único que lo separarían del cargo. Desde lo futbolístico, el equipo ya no le responde como antes (ni siquiera como al principio del torneo) y cada vez que sale del Amalfitani le cuesta horrores ganar. Y desde lo personal -y no menos importante- la relación con el plantel o parte del mismo ya no sería la misma: no sólo la mayoría de los titulares vieron con malos ojos no jugar la Sudamericana, sino que algunos de ellos se mostraron indignados en público con algunos cambios del entrenador y hasta lo insultaron, como Moralez contra River. Pero el Enano no fue el único. Incluso, el último viernes ante Newell’s, uno de los referentes se le habría plantado al DT en el banco y en el vestuario y le mostró su enojo, en un ida y vuelta muy tirante.
Así, parece que no habrá Tigre encerrado.
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